14/11/2019 Marije Calvo, hermana Pasionista, recibió por parte de la Fundación Antonio Menchaca en el Teatro Campos de Bilbao el premio a la solidaridad por la labor desempeñada durante estos años, en el barrio de San Francisco con las personas más vulnerables. Recibieron el premio también otras asociaciones que trabajan a favor de las personas más desfavorecidas .Zorionak.
Marije Calvo agradeció el apoyo de la comunidad, de los voluntarios, del equipo con quien llevan el trabajo en común, a Cáritas y también a su familia por el apoyo que recibe.
Agradezco a la FUNDACION ANTONIO MENCHACA el objetivo de poner en valor a las entidades y personas que trabajan en el ámbito social, cultural , del arte, de la ciencia. Su apuesta por las situaciones de pobreza.
Desde ahí me siento agradecida y también sorprendida pero acojo con ilusión y responsabilidad este premio otorgado por la fundación, que pone en primer lugar a LA PERSONA más vulnerable, a las mujeres, a los menores con los que a lo largo de estos años he compartido y sigo compartiendo mi vida.
Estas personas que tienen un rostro y un nombre concreto son quienes se merecen estar aquí hoy disfrutando de esta jornada. Son ellas con rostro y nombre concreto quienes merecen el premio. A ellas les ha tocado sacar fuerzas de la debilidad, en la vida dura que les ha tocado vivir. No están lejos, están al lado de nosotros, pero si nos distraemos es fácil que no les veamos. Ellas son mediación de Dios en mi vida, y gracias a Dios y a ellas estoy aquí.
Por eso puedo decir que el estar presente en contexto de exclusión social, me ha cambiado la mirada y también me ha afinado el oído para reconocerme y reconocer por encima de todo la dignidad de la persona.
Agradezco a Caritas y a la diócesis de Bilbao, la posibilidad que nos ha dado, a la comunidad de Hnas Pasionistas, de colaborar en los Proyectos Tximeleta y de Hargindegi, en el barrio de San Francisco y Bilbao La Vieja- Casco Viejo.
Tengo la suerte de formar parte de un gran equipo de trabajo, de voluntarios y compañeros/as muchos de ellos aquí presentes, y eso es fundamental para poder llevar a cabo nuestra tarea de acompañamiento.
Gracias también a mi comunidad, las Hermanas Pasionistas, con las que comparto mucha vida y esperanza. A lo largo de los años siguen siendo un gran apoyo en mi camino, así como los amigos y todas las personas que pasan por la “cocina” de nuestra comunidad compartiendo, soñando y creyendo que otro mundo es posible.
Y no puedo olvidarme de mi familia, que a lo largo de mi vida han sembrado en mí esa semilla de la solidaridad- justicia, de la caridad. Me han apoyado y acompañado en todo momento y me han enseñado a acoger y querer, a acércame cada día más a Dios presente en tantas situaciones de sufrimiento.
Y para terminar, solo puedo decir que soy afortunada por esta oportunidad de ESTAR con las personas y vivir que cada una de ellas son un regalo. En el día a día se recibe mucho más de lo que una da. Sé que Jesús nos acompaña en nuestro camino. Eskerrik asko, BENE-BENETAN.