RECORRIDO VOCACIONAL Y CARISMATICO DE LA FUNDACION DE LAS HERMANAS PASIONISTAS DE SAN PABLO DE LA CRUZ

El 17 de marzo de 1815, un Viernes de Pasión, cuatro jóvenes mujeres —Assunta Vitali, María Baroni, Luisa Tolini y Margarita Baccherini— dieron un paso radical en su vida espiritual. En la calle San Galo, Florencia, decidieron entregarse totalmente a Cristo, motivadas por una profunda experiencia de fe y la guía de María Magdalena Frescobaldi, mujer de profunda vida interior y sensibilidad por el dolor humano, fue un apoyo crucial en este camino de transformación  de entregarse a Cristo y formar comunidad, Desde ese día se llamarán Sor Gertrude, Sor Cleofe, Sor Verónica y Sor Crucificada.

Pinceladas históricas.  Una Carta que Cambió el Rumbo.

Pocos meses antes de la fundación de la Congregación, María Magdalena Frescobaldi escribió al Papa Pío VII: una carta reveladora.

“Beatísimo Padre…desde hace dos años ayudo en un Retiro a mujeres de ambiente de prostitución, que dan esperanza de sincera conversión y cambio de vida”.

Ahora, algunas de estas mujeres han solicitado un hábito-uniforme y el poder vivir en comunidad. Yo desearía complacerlas poniéndolas bajo la protección de la Pasión de Ntro. Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen Dolorosa…”

La carta de María Magdalena Frescobaldi al Papa Pío VII revela un profundo compromiso con la misión de ayudar a las mujeres en situaciones vulnerables, en especial a aquellas que provienen de un entorno de prostitución. Movida por la compasión y el carisma pasionista, pidió permiso para formar una comunidad con estas mujeres y vestirlas con  un hábito que reflejara su nueva dignidad.

Con el beneplácito del Papa Pio VII, en 1815, hace 210 años,  la Venerable Mª Magdalena Frescobaldi, fundó la Congregación de las Hermanas Pasionistas inspirándose en el carisma de San Pablo de la Cruz. Ambos fundadores son figuras generosas y fuertes en la fe con una espiritualidad centrada en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

María Magdalena, una mujer carismática, con una profunda vida interior, inspirada en San Pablo de la Cruz, fundador de los Pasionistas,  acogió y encarnó el carisma de vivir y anunciar a  un Dios Crucificado por amor. Su propia vida, marcada por el sufrimiento- incluida la pérdida de sus tres hijas- , se transformó en fuente de consuelo para otras mujeres heridas, excluidas y explotadas.

Una misión que cruza fronteras

Agradecemos a Pablo de la Cruz, por haber acogido  el don del Espíritu y fundado la Familia Pasionista, y a María Magdalena, quien, de manera nueva y original, lo acogió para dar vida a nuestra Congregación, que hoy, 210 años después, la misión de las Hermanas Pasionistas se extiende  por los los cinco continentes. su historia sigue siendo respuesta concreta al sufrimiento del mundo,  con una espiritualidad centrada en la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. llevó ese legado a un contexto,  en el servicio a los pobres, la educación y la promoción de la dignidad humana mujeres en situaciones de vulnerabilidad y prostitución.

Comentario a la opción vocacional de las cuatro primeras hermanas pasionistas.

Del profeta Isaías: «He aquí que hago algo nuevo: ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is. 43,19) En el desierto abriré un camino.

Mujeres que atraídas por el Señor Crucificado han creado las bases de una historia que hoy recordamos y celebramos, de la cual somos parte viva.  Es Dios quien hace fecunda la esterilidad y anuncia una vez más que sus caminos no son nuestros caminos.

La opción vocacional de estas primeras hermanas pasionistas es un testimonio de resurrección personal y comunitaria. . Ellas pasaron:

    • De la calle a la casa,
    • del abandono a la confianza,
    • del desierto a la tierra prometida,
    • de la soledad a la comunión,
    • de la angustia a la felicidad,
    • del sin sentido a la vida…

Como lo expresó la propia fundadora:

“Hijas mías, es grande la gracia del Señor que os ha llamado y conducido a su casa…”

Una invitación para hoy

A 210 años de su fundación, el legado pasionista es más actual que nunca. La vida de estas mujeres nos interpela.

  • ¿Dónde están hoy las nuevas » calles de San Galo»?
  • ¿A qué mujeres, jóvenes y comunidades nos llama Dios a acompañar y servir?
  • ¿Cómo vivir hoy el carisma de la Pasión con creatividad y fidelidad?.

 

Celebrar esta historia no es solo mirar al pasado con gratitud, sino responder al presente con valentía. . La semilla sembrada en 1815 sigue dando fruto. Que esta conmemoración renueve en cada hermana, laica, joven o consagrada, el deseo  de vivir con radicalidad el Evangelio de la Pasión, donde el amor se entrega hasta el extremo.

¡ Sigamos adelante, unidas en esta misión!

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