Daniel March Calvo (16 de junio 2018)
Obrigado Carminda
Gracias por enseñarme desde tu inmensa humildad el valor del servicio desde las pequeñas acciones.
Desde que te conocí en Santa Maria Da Feira (Portugal) allá por el 2009, me di cuenta de la importancia que le dabas a entregar la vida por las personas más necesitadas, por las más pequeñas y humildes, en ese caso en el hogar de acogida de menores.
Gracias por todas esas comidas que hemos compartido en San Antón, por todas las sobremesas hablando de planes, planes casi siempre en relación al servicio de la sociedad.
Gracias por los momentos de servicio y celebración que hemos compartido, en Tximeleta, en el campo de trabajo, en Hargindegi, en momentos importantes como mi graduación…
Gracias por enseñarme el valor de la lucha, incluso cuando todo parece perdido.
Gracias por demostrarme que nada puede con un alma que se da por completo al amor y al servicio. Ni siquiera el cáncer puede con eso. La enfermedad se podrá haber llevado tu cuerpo, pero tu alma y tu espíritu va a motivarnos siempre a intentar entregarnos cómo tu lo has hecho en este paso por la vida terrenal, ya sea en la India, en Bilbao, en Latinoamérica, África… o donde sea que nos lleve este camino de la vida.
Muito obrigado Carminda, descansa en paz